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Este es un humilde sitio donde podré difundir también mis escritos. Volcaré semanalmente algunos de mis cuentos editados e inéditos para que la gente pueda disfrutarlos.



Espero les agrade.








miércoles, 26 de febrero de 2020

Crónica de una sorpresa en Cané


Miguel Cané es una localidad ubicada en La Pampa, más precisamente en el Departamento de Quemú Quemú. Viajando desde Castex por Ruta Nacional 35 y tomando por Ruta Provincial 10 está ubicada a 103 kilómetros de distancia.
Decidimos pasar primero por Colonia Barón a saludar amigos y visitar el estadio “Oscar Daniel Avelino Dolce” del Club Cultura Integral. De allí a Miguel Cané para realizar una acción similar. Sin señal en el celular (Personal tiene muy mal servicio en La Pampa) decidimos pasar por la estación de tren, ya que siempre nos sacamos fotos en ese emblemático lugar. Allí encontramos a un papá con sus niños esperando la maniobra de una locomotora, a quien me acerqué, saludé y le pregunté por la cancha de Juventud Regional.
-          ¿La cancha de Juventud? – Me repregunta y contesta al mismo tiempo – Va hasta esa esquina – Señalándola con el dedo índice - Doble a la izquierda, hace una cuadra, vuelve a doblar a la izquierda y de ahí hace seis cuadras más y va a ver el ingreso. En este momento deben están entrenando. Acota.
Justo cuando le voy a agradecer, pasa una camioneta con un perro en la caja y el papá me dice:
-          Parece que terminó el entrenamiento, ese es Cristian Vázquez, jugador del Club.
-          Bueno voy hasta la cancha, muchas gracias.
Y partimos junto a MF en el auto rumbo al “Fortunato Echevarría”. Llegué a la esquina, doblé por Sargento Cabral, volví a doblar por calle San Martín, en momentos que veo parar un auto y bajar a alguien con ropa de entrenamiento. Casualidad, era “Joni” Medina, pareja de quien era mi amiga en las redes sociales y digo “era” porque logré conocerla personalmente y ahora pasó a ser “amiga” a secas. Ingresamos a su casa, preparó unos mates, unos quesitos, unos salamincitos y una colección de carpetas con recortes y fotos que abarca una parte importante de la historia de Juventud Regional de Miguel Cané, el equipo del pueblo. En mi cruzada con la saga “Con la ilusión en ascenso” de escribirle a los clubes humildes, decidí que mi próximo libro tenga un cuento dedicado a Cultura Integral y otro a Juventud Regional, por cuanto toda información y conocimiento me vienen a la perfección.
Demás está decir y coincidimos con MF que, Ángeles Pérez, tiene una simpatía, una amabilidad y un amor por su club casi inusual. Unos minutos después, se abre una puerta y aparece el barbado “centrohalf” del Verde de Cané.”Joni” Medina, es el caudillo del equipo. Un tipo que deja hasta la última gota de sudor cada partido. Nos une, con el “5” de Juventud, el amor por Racing Club de Avellaneda. Ahí la primera sorpresa. Entre mate y mate le pregunto:
-          ¿Cómo te hiciste hincha de Racing estando tan lejos? Haciendo gala de una terrible ignorancia.
-          Yo jugué en Racing…
Me dijo cuatro palabras que me sacaron una sonrisa.
-          Epa, que sorpresa. No sabía…
Pero la sorpresa iba a ser mayor, porque con la simpleza de quien no tiene magnitud de quien es el padre, me explica su procedencia y cual fue su camada de compañeros
Jonathan Medina, categoría 92, hermano de Maximiliano e hijo de Ramón Hugo Medina, ni más ni menos que “El Monchi”. Un tipo que llegó a Racing a los nueve años y nunca más se fue. Que pasó por cada lugar del club, hasta llegar a ser captador de pibes. Un hacedor de ídolos, desde su tarea como Coordinador del Fútbol Infantil. Una persona a quien todo el mundo Racing aprecia y respeta.
A 563 kilómetros de CABA, en un pueblo pequeño de La Pampa, allí en el que alrededor de la estación ferroviaria y en tierras pertenecientes al autor de “Juvenilia”, se erigió un pueblo llamado Miguel Cané, que tiene como lugar inclusivo para el deporte al Club Juventud Regional, ese club en el cual nació mi amiga Ángeles, el mismo en el cual “Joni” Medina, el hijo de “Monchi”, es caudillo indiscutido y además hincha de Racing desde la cuna…
Una verdadera sorpresa en Cané…


Eduardo J. Quintana
Escritor
@ejquintana010 - eduardo.quintana961

sábado, 1 de febrero de 2020

Culpa de los genes


El ruido típico de las cucharitas y las vajillas, entremezclados con el producido por la máquina de café en el momento de la elaboración daban el trasfondo típico de los bares concurridos. El bullicio permanente sumado al volumen bajo de la televisión, enrarecen cualquier charla. Entre los comensales de una larga mesa con picada y cerveza, se encontraba “Fito” el cumpleañero. Los compañeros de trabajo se juntaron dicho sábado, a la salida de la oficina,  para brindar por el festejo de los cuarenta años.
Un rato después, Adolfo “Fito” Alonso les avisó que tenía que estar temprano en la casa porque también cumplía años su hija y lo festejaban en familia.
-          ¿Y cuántos cumple tu hija? Preguntó Eli, una de sus compañeras
-          Diez años – Comentó Sebastián que estaba sentado al lado de Eli, no sin antes aclarar – Pero no solo la hijita cumple años. ¿No Fito…?
-          Es verdad, mi viejo también nació un día como hoy, pero hace setenta años, así que el festejo es en su casa.
Previamente, en un saloncito del barrio, habían organizado una fiestita para que Kiara festeje su cumpleaños con sus compañeritos de cuarto grado del colegio y por la noche, como cada triple cumpleaños, el asado para toda la familia en casa de “Tito” Alonso.
Muchos de los compañeros de “Fito” no sabían la historia del cumpleaños, simplemente porque rotaban y, salvo dos o tres de los más antiguos, eran jóvenes y nuevos en la empresa. La familia Alonso tenía dos cosas en común. Una de ellas era que, Don Vicente, el abuelo de “Fito” que ya había fallecido; Tito, su papá y Kiara, habían nacido como él, un 1° de febrero. Y no solo coincidían en el día de nacimiento, sino que los cuatro habían sido dados a luz en comienzos de décadas.

La segunda cosa en común, era el amor incondicional por el Club Atlético Excursionistas. Desde aquel 1° de febrero de 1910 en el cual coincidieron en el nacimiento Don Vicente Gerónimo Alonso Vega y el Club Atlético Excursionistas. Fue en distinto barrio, pero el lugar donde tiempo después juntarían los caminos. Don Vicente trabajaba en la estación ferroviaria y vivía a metros de Barrancas de Belgrano, cerca del “Castillo de los Leones”. Allí forjó una familia junto a Mercedes, su esposa y cinco hijos, tres mujeres y dos varones.
El fútbol era su gran pasión y Excursio su gran amor. Fue recién en 1916, con solo seis años, cuando las vidas de Don Vicente y el “Villero” se unieron para toda la vida. La cancha del club se inauguraba en Pampa y Miñones, y como el amor entre ellos, el lugar era definitivo. A medida que fue agrandando la familia, el verde y el blanco tiñeron el color de su sangre.
De las tres hijas y los dos hijos, el último llegó de improviso. Para sorpresa de toda la familia se adelantó el nacimiento para un 1° de febrero de 1950, cuando la partera avisó que era un varoncito. Alberto Federico Alonso, “Tito” para todo su entorno. Dos personas que nazcan un mismo día, puede tomarse como un caso fortuito, por eso cuando treinta años después, un 1° de febrero de 1980, tras una complicación en el embarazo, con siete meses de gestación, nació Adolfo Germán Alonso, ya lo de casualidad pasó a ser motivo de estudio. Se pensaron mil cosas y nunca se pudo llegar a una conclusión. Esa eventualidad marcada decía que, Excursionistas, Don Vicente, “Tito” y “Fito”, nacieron un 1° de febrero y así lo explicaron durante muchos años, por casualidad.
-          ¿Casualidad…?  Preguntó Seba
-          No creo que sea casualidad, “Fito”. Asevera el “Mono”, el más antiguo de sus compañeros.
Ante el silencio del cumpleañero, que preparaba su mochila y comenzaba a saludar a los demás, Eli le pregunta:
-          Pero no vas a contarnos qué pensás vos “Fito”. ¿Es casualidad o no?
El silencio y los saludos siguieron, hasta que se detuvo miró a todos y comentó algo que no sabían todos
-          El 1° de febrero de 2010, Soledad, mi esposa estaba embarazada de treinta y dos semanas. En el club una enorme carpa cubría el campo de juego y en el ella, cientos de personas festejaban el centenario del Club Atlético Excursionistas, en una mesa estábamos sentados con la familia, en momentos en que Soledad comenzó a sentirse mal.
Los compañeros escuchaban en silencio la alocución de “Fito” que era asombrosa.
-          La ambulancia nos llevó al sanatorio, y en menos de una hora, por cesárea, nació Kiara Milena Alonso, que hoy está cumpliendo diez años…
Se miraron todos, quienes no conocían ese momento de la vida de su compañero y dentro del asombro por esa mueca del destino.
-          ¿Entienden…? – Pregunta “Fito” – ¿Entienden que mi hija, no solamente nació en un día como el bisabuelo, el abuelo y el padre, sino que vino al mundo el día del centenario de nuestro club…? Miren compañeros por más que la ciencia diga que es casualidad, siento en mi interior que es por culpa de los genes…
Saludó con la mano a todos, partiendo rumbo al saloncito de fiestas donde lo esperaba el cumpleaños de su hija, una villera de ley…
Eduardo J. Quintana

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