El ruido típico de las cucharitas y las vajillas, entremezclados
con el producido por la máquina de café en el momento de la elaboración daban
el trasfondo típico de los bares concurridos. El bullicio permanente sumado al
volumen bajo de la televisión, enrarecen cualquier charla. Entre los comensales
de una larga mesa con picada y cerveza, se encontraba “Fito” el cumpleañero.
Los compañeros de trabajo se juntaron dicho sábado, a la salida de la oficina, para brindar por el festejo de los cuarenta
años.
Un rato después, Adolfo “Fito” Alonso les avisó que tenía que
estar temprano en la casa porque también cumplía años su hija y lo festejaban
en familia.
-
¿Y
cuántos cumple tu hija? Preguntó Eli, una de sus compañeras
-
Diez
años – Comentó Sebastián que estaba sentado al lado de Eli, no sin antes
aclarar – Pero no solo la hijita cumple años. ¿No Fito…?
-
Es
verdad, mi viejo también nació un día como hoy, pero hace setenta años, así que
el festejo es en su casa.
Previamente, en un saloncito del barrio, habían organizado
una fiestita para que Kiara festeje su cumpleaños con sus compañeritos de
cuarto grado del colegio y por la noche, como cada triple cumpleaños, el asado
para toda la familia en casa de “Tito” Alonso.
Muchos de los compañeros de “Fito” no sabían la historia del
cumpleaños, simplemente porque rotaban y, salvo dos o tres de los más antiguos,
eran jóvenes y nuevos en la empresa. La familia Alonso tenía dos cosas en
común. Una de ellas era que, Don Vicente, el abuelo de “Fito” que ya había
fallecido; Tito, su papá y Kiara, habían nacido como él, un 1° de febrero. Y no
solo coincidían en el día de nacimiento, sino que los cuatro habían sido dados
a luz en comienzos de décadas.
La segunda cosa en común, era el amor incondicional por el
Club Atlético Excursionistas. Desde aquel 1° de febrero de 1910 en el cual
coincidieron en el nacimiento Don Vicente Gerónimo Alonso Vega y el Club
Atlético Excursionistas. Fue en distinto barrio, pero el lugar donde tiempo
después juntarían los caminos. Don Vicente trabajaba en la estación ferroviaria
y vivía a metros de Barrancas de Belgrano, cerca del “Castillo de los Leones”.
Allí forjó una familia junto a Mercedes, su esposa y cinco hijos, tres mujeres
y dos varones.
El fútbol era su gran pasión y Excursio su gran amor. Fue
recién en 1916, con solo seis años, cuando las vidas de Don Vicente y el
“Villero” se unieron para toda la vida. La cancha del club se inauguraba en
Pampa y Miñones, y como el amor entre ellos, el lugar era definitivo. A medida
que fue agrandando la familia, el verde y el blanco tiñeron el color de su
sangre.
De las tres hijas y los dos hijos, el último llegó de
improviso. Para sorpresa de toda la familia se adelantó el nacimiento para un
1° de febrero de 1950, cuando la partera avisó que era un varoncito. Alberto
Federico Alonso, “Tito” para todo su entorno. Dos personas que nazcan un mismo
día, puede tomarse como un caso fortuito, por eso cuando treinta años después,
un 1° de febrero de 1980, tras una complicación en el embarazo, con siete meses
de gestación, nació Adolfo Germán Alonso, ya lo de casualidad pasó a ser motivo
de estudio. Se pensaron mil cosas y nunca se pudo llegar a una conclusión. Esa
eventualidad marcada decía que, Excursionistas, Don Vicente, “Tito” y “Fito”,
nacieron un 1° de febrero y así lo explicaron durante muchos años, por
casualidad.
-
¿Casualidad…? Preguntó Seba
-
No
creo que sea casualidad, “Fito”. Asevera el “Mono”, el más antiguo de sus
compañeros.
Ante el silencio del cumpleañero, que preparaba su mochila y
comenzaba a saludar a los demás, Eli le pregunta:
-
Pero
no vas a contarnos qué pensás vos “Fito”. ¿Es casualidad o no?
El silencio y los saludos siguieron, hasta que se detuvo miró
a todos y comentó algo que no sabían todos
-
El
1° de febrero de 2010, Soledad, mi esposa estaba embarazada de treinta y dos
semanas. En el club una enorme carpa cubría el campo de juego y en el ella,
cientos de personas festejaban el centenario del Club Atlético Excursionistas,
en una mesa estábamos sentados con la familia, en momentos en que Soledad
comenzó a sentirse mal.
Los compañeros escuchaban en silencio la alocución de “Fito”
que era asombrosa.
-
La
ambulancia nos llevó al sanatorio, y en menos de una hora, por cesárea, nació
Kiara Milena Alonso, que hoy está cumpliendo diez años…
Se miraron todos, quienes no conocían ese momento de la vida
de su compañero y dentro del asombro por esa mueca del destino.
-
¿Entienden…?
– Pregunta “Fito” – ¿Entienden que mi hija, no solamente nació en un día como
el bisabuelo, el abuelo y el padre, sino que vino al mundo el día del
centenario de nuestro club…? Miren compañeros por más que la ciencia diga que
es casualidad, siento en mi interior que es por culpa de los genes…
Saludó con la mano a todos, partiendo rumbo al saloncito de
fiestas donde lo esperaba el cumpleaños de su hija, una villera de ley…
Eduardo J. Quintana
Twitter: @ejquintana010
Facebook e Instagram: eduardo.quintana961
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