Genteileza de Racingmaníacos
Un espacio literario donde podrás leer algunos de mis escritos
Bienvenidos
Este es un humilde sitio donde podré difundir también mis escritos. Volcaré semanalmente algunos de mis cuentos editados e inéditos para que la gente pueda disfrutarlos.
Espero les agrade.
sábado, 22 de diciembre de 2012
miércoles, 12 de diciembre de 2012
jueves, 22 de noviembre de 2012
El desafío
-
Mirá Tano, cuando uno da la
palabra....
-
Pará, para…La palabra la diste
vos...
-
¿Y eso qué tiene que ver?
-
Tiene que ver, claro que tiene
que ver. Si la palabra la diste vos, entonces cumplila vos y no nos metas a
nosotros.
-
No me podés hablar así, pedazo
de gilún.
-
¿A quién le decís gil?
-
A vos, que tenés un miedo
tremendo de cumplir la palabra, como si la palabra no fuera un documento
firmado moralmente, desde lo más íntimo de la ética personal.
-
Pero dejate de discursos, al
final, parecés un político de cuarta.
-
Que político, ni político…Yo
esto lo llevo en el alma....
-
Terminala, che….Aguantatelá y
listo....
La discusión se
tornaba difícil e interminable y más aún, a medida que iban llegando los otros
amigos.
-
¿Qué pasa viejo?
-
Nada, este marmota le dio la
palabra…
-
¿Otra vez agrediendo...? ¿Por qué
no la terminás, Tano?
-
¿Por qué la tengo terminar, si
sos vos el que tenés la palabra floja?
-
Palabra, es palabra, y no hay
vuelta que darle.
-
¿Y ustedes qué piensan de este
flojo de lengua?
-
Me parece que estás equivocado
Tano, que si alguien da la palabra, por respeto tenemos que cumplirla.
-
¿Pero a vos te preguntó algo,
este perejil?
-
¿Y por qué les tengo que
preguntar? Si somos un grupo de amigos que siempre nos respetamos.
-
No nos respetamos nada. Si vos
vas, te encontrás con ellos, y encima le das la palabra, eso no es tenernos
respeto.
-
Bueno Tano, terminala de una
vez por favor.
-
No. ¿Por qué la tengo que
terminar?
-
Tano, terminala y......
-
¿Y qué, y qué.....? ¿Terminala
y qué?
-
Terminala y ponete los botines
que tenemos que jugar el desafío.
Eduardo J. Quintana
martes, 30 de octubre de 2012
Pelusa mágica
Como un regalo celestial que Dios
nos hizo, sublime majestad sobre mi suelo argentino.
Como un arco iris de ilusiones, que
posó sus pies en Fiorito.
Y nos entregó un duende de sólo
quince años que logró generar emociones, haciéndonos sentir las propias
palpitaciones de nuestros vibrantes corazones.
Un mago de galera y bastón,
cebollita o bichito de Juan Agustín García y Boyacá, mentor de hazañas,
promotor de alegrías.
Emperador del Imperio pasión, con
los colores de mi corazón y con los otros; los que odio.
Signo acuñado en la moneda de los
próceres, esgrimiendo la efigie de los invencibles.
Barrilete cósmico, apareciendo para
vencer la sed colonial y demostrarle al mundo, que Dios es Argentino. Y como es
supremo y está en todas partes, llevó su magia por el mundo, haciendo brillar a
ricos catalanes y pobres napolitanos.
Rey de reyes, supremo del balón,
primero entre los mejores y nuestro, simplemente nuestro. De su pueblo que le
dedicó un ¡te quiero Diego!, tan grande como el corazón de quien lo canta.
Ilusionario de la vida, nos llenó de
magia, nos colocó entre los mejores y nos regaló su vida para alegrar a un
pueblo carente alegría.
Pelusa, un duende lleno de
emociones.
Diego, y la natural experiencia de
saber que Dios, ¡Dios es Argentino!
Eduardo J Quintana
de libro Formato de Mujer
domingo, 21 de octubre de 2012
Mamita
La suavidad de tus manos, acariciando mi suave
cabello.
El calor de tu piel, protegiéndome en los
momentos difíciles.
La leche emanada de tus pechos, para hacerme
crecer.
La papilla preparada por tus manos y dirigida
con amor a mi boca.
Tus consejos siempre oportunos. Tu paciencia
siempre presente.
La penitencia colocada en el momento correcto.
La felicitación y el beso, como premio a un
acto de la vida.
Un lugar en tu cama para sacar mi miedo en una
noche de tormenta.
Tu inconfundible perfume a madre. Tus sonrisas
y tus lágrimas
Tu mirada penetrante y sincera para advertirme
el peligro.
Tu voz para alentarme en la larga carrera de la
vida.
Mamá y la dulce palabra pronunciada en mi
niñez.
Mamita y el pedido de socorro permanente.
Vieja, desde el corazón y desde la razón.
Tus brazos tendidos siempre para ayudarme, para
abrazarme.
Y mi amor, para estarte eternamente agradecido.
Mamá, tu hijo y el amor eterno.
Eduardo J. Quintana
(del libro "Formato de mujer")
lunes, 8 de octubre de 2012
La Vigilia
-
¡Que miedo tengo, vieja!
-
¿Miedo vos? Que raro, siempre fuiste un valiente.
-
Pienso en los chicos, ¿cómo estarán?
-
No sé viejo, no tenemos noticias desde hace varios
días.
La radio que comentaba el fin del
ultimátum y el comienzo de las primeras escaramuzas, en lo que sería la
incursión beligerante estadounidense, repitiendo viejas políticas
intervencionistas.
-
Se creen los dueños del mundo.
-
Pero viejo, siempre fue así, ellos mandan en el mundo
desde hace mucho tiempo y son venerados por otros países de ideas similares.
-
Pero esta vez las Naciones Unidas, están en contra de
la guerra.
-
Ya te lo dije viejo, ellos son los dueños del mundo.
La hora de la invasión se acercaba
y las disminuidas tropas esperaban repeler con patriotismo la incursión foránea.
La historia volvía a repetirse y
quien en su momento había mantenido relaciones carnales con los Estados Unidos,
hoy era su peor enemigo.
El porqué era simple. La tierra
invadida era la principal reserva del elemento más importante, de gran valor y
que escasea en otras partes.
-
¿Cuánto falta vieja?
-
¿Otra vez me lo preguntás?, pasaron diez minutos desde
la última consulta.
-
Cada vez tengo más miedo.
-
No te adelantes, quien te dice interviene el Papa y
todo se soluciona.
-
¿Qué va a intervenir el Papa? Los yanquis a la Iglesia,
no le dan bola.
-
Pero si la ONU, el Vaticano, la mayoría de los países
de la Unión Europea y gran parte del mundo occidental y oriental, están en
contra de la guerra, quizá la invasión no prospere, viejito, no te pongas
nervioso.
En realidad, Jorge, no era el único
desmoralizado y temeroso, toda la población tenía un doble discurso, para
afuera era todo patriotismo; para adentro era miedo, angustia y desazón.
La fuerzas de la Alianza,
establecida entre Estados Unidos e Inglaterra, esperaban la hora indicada para
una feroz invasión. Una invasión desproporcionada contra un país de Tercer
Mundo, una acción desprovista de toda razón, lógica y moral.
Una historia repetida de
usurpación, despojo y hambre. Porque la guerra había comenzado hacía muchos
años, con una política de dominación; con una beligerancia eterna. Pero no
beligerancia de balas y misiles; beligerancia de hambre, pobreza y dependencia.
Ahora la realidad marca el comienzo
de una guerra sin sentido, una nueva guerra con un objetivo económico diferente
y un repetido desatino imperialista del mismo enemigo de siempre.
-
¿Qué es ese ruido?
-
Un trueno Jorge, un trueno.
-
¿Segura? Me parece que son bombas.
-
Prendé la televisión viejo y sacate las dudas.
Las imágenes eran patéticas, habían
comenzado los bombardeos en las fronteras.
Los ruidos eran bombas, misiles
disparados a objetivos indefinidos y miles de compatriotas que perderían la
vida inútilmente.
-
Tengo miedo viejita, estoy aterrorizado.
-
Abrazame Jorge, abrazame fuerte y pidámosle a Dios por
los chicos.
-
¿Qué hicimos mal vieja? ¿Qué hicimos mal?
-
No sé Jorge, vivir en un país hermoso, un país
distinto.
-
¿Te acordás Mabel, cuando éramos chicos y veíamos la
invasión a Irak, en la lucha por el control del petróleo?
-
Parecía tan lejos....y mirá ahora, tenemos la guerra
encima.
-
Tenés razón viejita, ¿quien iba a pensar que Estados
Unidos invadiría la Argentina, para dominar el control del agua?
Año 2053. República Argentina. Una
familia típica y una desesperada vigilia.
Eduardo J. Quintana
(Inédito)
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