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¡Que miedo tengo, vieja!
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¿Miedo vos? Que raro, siempre fuiste un valiente.
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Pienso en los chicos, ¿cómo estarán?
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No sé viejo, no tenemos noticias desde hace varios
días.
La radio que comentaba el fin del
ultimátum y el comienzo de las primeras escaramuzas, en lo que sería la
incursión beligerante estadounidense, repitiendo viejas políticas
intervencionistas.
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Se creen los dueños del mundo.
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Pero viejo, siempre fue así, ellos mandan en el mundo
desde hace mucho tiempo y son venerados por otros países de ideas similares.
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Pero esta vez las Naciones Unidas, están en contra de
la guerra.
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Ya te lo dije viejo, ellos son los dueños del mundo.
La hora de la invasión se acercaba
y las disminuidas tropas esperaban repeler con patriotismo la incursión foránea.
La historia volvía a repetirse y
quien en su momento había mantenido relaciones carnales con los Estados Unidos,
hoy era su peor enemigo.
El porqué era simple. La tierra
invadida era la principal reserva del elemento más importante, de gran valor y
que escasea en otras partes.
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¿Cuánto falta vieja?
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¿Otra vez me lo preguntás?, pasaron diez minutos desde
la última consulta.
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Cada vez tengo más miedo.
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No te adelantes, quien te dice interviene el Papa y
todo se soluciona.
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¿Qué va a intervenir el Papa? Los yanquis a la Iglesia,
no le dan bola.
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Pero si la ONU, el Vaticano, la mayoría de los países
de la Unión Europea y gran parte del mundo occidental y oriental, están en
contra de la guerra, quizá la invasión no prospere, viejito, no te pongas
nervioso.
En realidad, Jorge, no era el único
desmoralizado y temeroso, toda la población tenía un doble discurso, para
afuera era todo patriotismo; para adentro era miedo, angustia y desazón.
La fuerzas de la Alianza,
establecida entre Estados Unidos e Inglaterra, esperaban la hora indicada para
una feroz invasión. Una invasión desproporcionada contra un país de Tercer
Mundo, una acción desprovista de toda razón, lógica y moral.
Una historia repetida de
usurpación, despojo y hambre. Porque la guerra había comenzado hacía muchos
años, con una política de dominación; con una beligerancia eterna. Pero no
beligerancia de balas y misiles; beligerancia de hambre, pobreza y dependencia.
Ahora la realidad marca el comienzo
de una guerra sin sentido, una nueva guerra con un objetivo económico diferente
y un repetido desatino imperialista del mismo enemigo de siempre.
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¿Qué es ese ruido?
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Un trueno Jorge, un trueno.
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¿Segura? Me parece que son bombas.
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Prendé la televisión viejo y sacate las dudas.
Las imágenes eran patéticas, habían
comenzado los bombardeos en las fronteras.
Los ruidos eran bombas, misiles
disparados a objetivos indefinidos y miles de compatriotas que perderían la
vida inútilmente.
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Tengo miedo viejita, estoy aterrorizado.
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Abrazame Jorge, abrazame fuerte y pidámosle a Dios por
los chicos.
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¿Qué hicimos mal vieja? ¿Qué hicimos mal?
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No sé Jorge, vivir en un país hermoso, un país
distinto.
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¿Te acordás Mabel, cuando éramos chicos y veíamos la
invasión a Irak, en la lucha por el control del petróleo?
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Parecía tan lejos....y mirá ahora, tenemos la guerra
encima.
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Tenés razón viejita, ¿quien iba a pensar que Estados
Unidos invadiría la Argentina, para dominar el control del agua?
Año 2053. República Argentina. Una
familia típica y una desesperada vigilia.
Eduardo J. Quintana
(Inédito)
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