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Viste como están las cosas ahora, con el tema de la
violencia, los cambios de fecha, los partidos malos. La verdad no da ganas de
ir a la cancha a morirse de calor un Sábado a la tarde y te lo digo yo que hace
veinte....que digo veinte, treinta años que voy a ver a Excursionistas, con
muchos más sinsabores que otra cosa, pero el verde tira. Vos no tenés ni idea
lo que es ir a la cancha de Cláypole, Berazategui o viajar setenta kilómetros
para ir hasta la cancha de Luján. Es toda una odisea, Cacho. Pero esta vez sí,
la del Sábado en Colegiales fue la última...¡No voy más...!
Todo parecía indicar que esta
simple charla de café era toda una despedida para el Beto, que como aquel que
abandona su hogar o el que vende su auto después de haberlo dejado a pie, por
calentura o por la razón misma de la sensatez, desencadenaría en una decisión
sin retorno.
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¿Sabés cuantas veces te escuché decir esto Beto? Añadía
Julito.
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Esta vez es la definitiva, Julio, ya no hay vuelta
atrás...Dije basta y es basta.
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Dale Betito, la verde y blanca te tira, ¿cómo vas a
dejar de ir? Acotó Cacho
Es que la barra del Café conocía al
Beto más que nadie y a sólo tres horas de un Excursio- Lamadrid en el Bajo, esa
revelación parecía sin sentido.
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Lo que pasó el Sábado pasado en Colegiales no tiene
nombre muchachos, la cana nos hizo una cama bárbara y casi cobramos para el
campeonato.
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¿Pero qué pasó....? Preguntó Julio ante la atenta
mirada de Cacho.
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¿Qué pasó....? ¡Qué se yo que pasó...! Yo fui a ver un
partido de “fulbo” y terminamos todos en cana como delincuentes.
No parecía hablar en broma. La
noche que estuvieron en cana el Beto y un par de amigos había hecho estragos en
el corazón villero.
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Después me hablan del folcklore del “fulbo” y que ocho
cuartos....Yo no voy más. ¡Te lo juro por Dios, mirá...!
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No Beto, no, no - interrumpiendo Cacho - no jurés por
Dios, mirá si te arrepentís.
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Te lo juro por Dios, Cacho, no voy más...
Decisión tomada. Todo indicaba que
nada lo iba a hacer cambiar de opinión, ni las gruesas y desubicadas gastadas
de sus amigos.
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¿Y también a quién se le ocurre ser de Excursionistas?
Una puñalada de Cacho
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¿Porqué no vas a ver a Racing los Domingos y te dejás
de joder Beto? Le recomendó Julio.
En esos momentos Juancito, el
abuelo futbolero del Beto, arrimó una silla a la mesa y viendo la cara de su
nieto, se entrometió preguntando que pasaba.
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Nada Juan - contestó Cacho - su nieto no tiene mejor
idea que ir a ver a Excursionistas, no a Morón o a Ferro que es de acá del
barrio y juegan en el ascenso...A Excursionistas...
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¿Y ustedes saben porqué mi nieto sigue a todos lados a
Excursionistas....?¡Qué van a saber si ustedes son unos troncos del mate!
El viejo era una enciclopedia de
vivencias y sin que raye pregunta alguna, se puso a enumerar ciertos factores
que hacían a su familia, futbolera e hincha del Verde del Bajo Belgrano.
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¡Qué van a saber ustedes, chambones! Repitió el abuelo.
Y empezó a desenfundar razones.
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¿Ustedes saben quién es el Loco Hóuseman? Qué van a
saber si son hijos del "fobal" por televisión. En la época que yo
estaba en la Subcomisión de Fútbol y dirigía la Cuarta Especial, se jugaba a la
pelota y Excursionistas era una gran familia. Me acuerdo de Tuya....¡Qué tipazo
ese!...Era el papá de Guillermo Tuya un zaguero que después jugó en Excursio.
Íbamos a tomar mate con el uruguayo Collado, el canchero. Era la época que la
Comisión Directiva tenía tipos que trabajaban con seriedad, como Masciotra,
Zelaya o el mismísimo Pedro Guerra......Don Pedro..... ¿Ustedes tienen idea de
lo que les estoy hablando?
El silencio era sepulcral, nadie
emitía opinión y la voz del abuelo Juan era palabra santa.
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Don Pedro, era un tipo sensacional que le daba de comer
a más de uno con los Talleres Gráficos que tenía en la calle Rincón y Belgrano
y aparte tenía cuña en la Fundación Evita, entonces conseguía siempre lo que
uno le pedía, si hasta me salvó de una infección de pulmón y todo.
Se notaba gratitud en las palabras
de Juan y respeto en el silencio de Cacho, Julio y el Beto.
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¿Saben cómo jugaba Dotto? Que van a saber ustedes si
son unos quesos, que van a ver ahora partidos con táctica, que 4-3-3; que
4-4-2; que 3-4-1-2...Parecen números de teléfono...Antes “el eléctrico” Latapié
iba hasta el fondo le tiraba el centro al nueve que era Barta y Barta la
mandaba a guardar.....¿O porqué se piensan que a Barta lo vendieron a
Chacarita? Dotto hacía una gambeta, descargaba a Barta y este la metía con el
“cayo” del pie derecho....Me acuerdo de Juan Carlos Soler...¡Por Dios que
jugador! Si hasta jugó en el Santos de Brasil.
Solamente atinaban a mirarse sin
esbozar una sonrisa. El único movimiento que realizaban era el de mirar el
reloj y ver como pasaban los minutos de enseñanza y se acercaba la hora del
almuerzo sabatino.
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Sin ir más lejos, ustedes que son jóvenes...¿No escucharon
hablar de Carlos Ángel López? Ese no era un jugador de fútbol, era un poeta. La
zurda más delicada que vi en mi vida. Cada pase, cada gambeta era como un
cuadro de Miguel Ángel, una obra de arte y ni hablar si el tiro libre era cerca
del área, del lado de la derecha, como para que patee un zurdo. Eso era música,
Carlitos López era Gardel con la verdiblanca. Ustedes no saben la cantidad de
goles que le hizo hacer a Jorge
Sanabria, que después fue goleador de Huracán; en ese equipo donde el cinco era
Masciotra y uno de los centrales era el rubio Troncoso.
Pocos tipos en el mundo parecerían
saber más de Excursionistas que Don Juan, “el abuelo Juan”. Pocos tipos eran
tan agradecidos al club que lo vio como jugador, entrenador y directivo.
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Esos eran directivos, no los de ahora que sólo quieren
figurar para dedicarse a la política...¿Ustedes saben el respeto que se le
tenía a un Pedro Guerra, al Doctor Bidoglio o a un José David? Eran unos
monstruos.
Los elogios eran pocos para tan
distinguidas personalidades del fútbol del ascenso, ese que vivían a pleno Don
Juan y su nieto Beto.
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Bueno che, la charla está muy buena pero son las dos de
la tarde y yo me tengo que ir a “morfar”. Dijo Julito, enfilando hacia la
salida.
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Uyyyy, las dos de la tarde, mi "jermu" me va
a matar, aseguró Cacho.
Y juntos Cacho, Beto y Julio
salieron a la vereda, mientras Don Juan seguía explicándole al mozo sobre las
gambetas de Dotto. Al llegar a la esquina se separaron, cada uno enfiló para su
casa, cada uno menos Beto que cruzó a la vereda opuesta.
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Beto...¿No vas para tu casa? Preguntó Cacho.
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Esteeee.....no.....
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¿Y adonde vas? Preguntó Julio presagiando el destino.
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Nooo...voy...paraaa.
Mientras el colectivo Quince
llegaba a la parada y Beto aceleraba la marcha para subir.
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Pero Beto...lo juraste por Dios....Gritaba Cacho, como
buen cristiano.
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Cacho, Julio...Dios me va a saber entender...
Y allí partió Beto, hacia el Bajo
Belgrano, donde Excursionistas jugaba su partido con General Lamadrid.
Excursionistas...Tan chico pero tan
grande.
Eduardo J. Quintana
del Libro "Cenizas de la vida"
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