Un perfume original y miles de pétalos al viento. Hipnótica visión de una pradera interminable, adornada con cientos y cientos de jazmines en flor.
Caótica
mezcla de blancos intensos alimentando la pigmentación de mis pupilas.
Reflejo pálido de un sol ficticio y el volar
de abejas imaginarias por encima del áurea perfumada de cada jazmín. Como una
estela cósmica de microscópicas estrellas, formando una mística atmósfera
alrededor de cada flor blanca.
Blanco
infinito en un horizonte perdido, allá a lo lejos, formado una línea divisoria
con el cielo celeste monocolor.
Todo
enmarcado dentro de la prolijidad típica del artista, engalanando con una firma
que contrasta con el blanco jazmín.
Una
bella obra de arte, en mi natural imaginación.
Eduardo J. Quintana
del libro "Formato de mujer"
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