Los aparatos
monitoreaban al paciente desde el mismo momento en que había ingresado a
terapia intensiva, derivado de la guardia. El grave accidente automovilístico
que lo había depositado, en el hospital, lo había dejado casi sin signos
vitales. La familia, especialmente su novia, lo acompañaron durante toda la
recuperación, que fue larga y angustiosa.
El
acompañamiento de la Virgen de los Desamparados, el amor de su madre y la
camiseta remendada del Víbora, lograron el milagro y el Toro se recuperó. Lo
hizo para casarse con su novia Sandra y para encomendarse toda la vida a su
amado Sportivo Desamparados. Pareció que en un momento Dios lo abandonaba, pero
le dio otra oportunidad y Julián juró no desaprovecharla.
Las señales
existen, no hay dudas y se demuestran en situaciones insignificantes a la vista
y al oído. Mientras su vida corrió peligro las promesas se pusieron a la orden
del día y cada uno de los integrantes juró cumplirlas, en agradecimiento a la
Virgen que no abandonó a su devoto. Por eso, su casamiento con Sandrita, fue en
el lugar prometido: la Basílica Nuestra Señora de los Desamparados, ante una
multitud de amigos, hinchas y curiosos. Ella lució un hermoso vestido blanco
con un cinturón verde y una cola majestuosa. Él, un traje blanco con una
hermosa camisa blanca con bastones verticales verdes. Se casaban como y donde
prometieron, por la tarde noche sanjuanina, con ciertas anuencias de la iglesia
ante la situación vivida que conmovió a propios y extraños.
Se casaron
donde, cómo y cuándo prometieron. ¿Cuándo…?
Unos años
antes, aquella mañana soleada mañana de septiembre que preparaba la llegada de
la primavera, cuando su madre ingresó a la sala para reemplazar a Sandra en el
cuidado de Julián, preguntó y se sucedió este diálogo:
-
¿Vio que fecha es hoy, Doña Sofía?
-
Sí, 10 de setiembre
-
Sabrá el Toro que hoy es el cumpleaños del Víbora
-
Seguro que lo siente, por eso le traje esto lavadito
“Era la camiseta verde y blanca a
rayas verticales que llevaba puesta el día del accidente, cosida por su madre,
todavía con las marcas suaves de la sangre lavada. Sandra la tomó, la besó y la
puso bajo la mano del Puyutano, diciéndole al oído:
- ¡Feliz cumpleaños Toro…!
Acompañada por Doña Sofía quien
también se acercó y apoyó los labios en la frente.
-
¡Feliz cumpleaños hijo…!
Era el cumpleaños del Club Sportivo
Desamparados, era el sentimiento de su corazón y el deseo de Dios. La mano del
Toro que temblando toma lentamente la camiseta y las lágrimas que comienzan a
surcar los rostros de ambas mujeres.
La imagen de Julián cerrando el puño,
estrujando bajo su palma los colores verde y blanco de su corazón y la mirada
atónita de sus dos compañeras abrazadas ante semejante sorpresa, conformaban
una figura de amor eterno.”
Aquel
milagro de la Virgen de los Desamparados, tuvo un secreto guardado en el
tiempo. Eso que las señales existen y se muestran en situaciones
insignificantes a la vista y al oído. Julián escuchaba y no podía responder.
Esa palabra, 10 de septiembre; el significado del cumpleaños de su Víbora
querido en su vida, llegaron a su alma.
Una luz
blanca que llegaba desde una pequeña ventana, como una señal celestial directa
a su ser, hizo que en silencio prometiera llegar bien a una fecha, el 10 de
septiembre de 2019, día en que se casaría con su novia. La luchó, el Toro
Julián fue un gladiador de esa Guardia Puyutana invencible, cuando se habla de
fidelidad e indestructible cuando se habla de sufrimiento. Sandrita fue esa
escudera que caminó a su lado en las buenas y en las malas, y que volvería a
hacerlo luciendo el vestido con la conjunción de colores más linda del mundo.
Solo quienes
estuvieron en aquella habitación el día del accidente, con la imagen
ensangrentada y moribunda de Julián.
Solo quienes
estuvieron en la habitación, aquel día en que estrujó con su mano la camiseta
de Sportivo cosida por su madre.
Solo quienes
reciben una luz celestial directa al corazón, serán los que mantengan viva la
ilusión.
Solo quienes
vivieron aquel milagro Víbora, podrán sentir las sensaciones que atraviesa el
Toro Julián, festejando los cien años de vida, de su Club Sportivo Desamparados.
Eduardo J. Quintana
Twitter: @ejquintana010
Facebook e Instagram: eduardo.quintana961
Ojalá que este cuento (que es como la continuación) venga con la misma suerte que El Milagro Víbora.
ResponderEliminarAbrazos y gracias por tener en cuenta a Sportivo
Julio de Concepción
Gracias Julio...
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