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sábado, 11 de febrero de 2012

La heladería de Franco

Hay recuerdos imborrables de buenos momentos, aquellos que quedan a resguardo del olvido.
En la década del 70, era para mi familia, una familia de clase media baja, un privilegio comer helado, sandwiches de miga, ir al Italpark, a cenar afuera, al cine. Todo se hacía con mucho esfuerzo y en contadas ocasiones. Por eso los recuerdos no se olvidan.
Vivía en Avenida La Plata al 1000, a metros de la heladería de Rinaldo, frente al baldío que alguna vez fue circo y hoy es escuela.  O sea que cuando mi viejo cobraba o sobraba algún billetito de las compras de la semana, el helado estaba cerca.
Pero tengo un recuerdo imborrable. Cursaba la primaria en el “Antonio Schettino”, de José María Moreno y Valle, y en aquellos días en los que mi viejo traía el sueldo, mi mamá nos llevaba a mi hermana y a mí, a comer un helado a la heladería de Franco, que quedaba frente al hermoso edificio de Obras Sanitarias. Para mi, ir a ese lugar era un placer. No por el helado, no por la atención. Sino porque detrás del mostrador y todo a lo largo del negocio, había una majestuosa foto de Franco Frassoldati, con la camiseta de Chacarita, con los brazos abiertos en forma de vuelo, gritando el cuarto gol que un 6 de Julio de 1969, le hacía a Ríver, en la final del Metropolitano y que ponía el marcador 4 a 1 para los funebreros, a la postre campeones del  torneo.
Pero vale la pena aclarar, que no era la imagen de Franco, ni su loco festejo, ni el campeonato ganado, ni la goleada propinada a aquel gran Ríver, lo que me impactaba. Lo que llenaba mi alma, me hacía inflar el pecho y por sobre todo codear a mi mamá o a mis compañeritos de primaria, era que todo el resto de la foto era el majestuoso Cilindro de Avellaneda.
Allí atrás de Franco estaban las cabinas, los escalones grises, las características salidas, la Platea A, el Palco de Honor, los bancos de suplentes, o sea toda mi casa…
Y eso me ponía más que orgulloso e intentaba pasar una y mil veces por la heladería de Franco, para inflar el pecho y codear a quienes me acompañaban, aclarándoles, ese que ves ahí, ese es el Cilindro de Avellaneda...

Eduardo J. Quintana

2 comentarios:

  1. Que buen recuerdo, yo vivia en Pedro Goyena y Jose Maria Moreno, enfrente al edificio de la antigua Obras Sanitarias, hice toda la promaria en el Antonio Schettino y obviamente me deleitaba con los helados de los padres de Franco Frasoldatti, riquisimos y una excelente atencion. Lastima que siendo del barrio no seas cuervo. Un abrazo.

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  2. Jajajajaja....Me imagino quién sos!!!
    Caballito es un barrio muy popular y no es exclusivo de un solo club.
    Yo nací hincha de un GRANDE, que a mis 4 años me regaló la Copa del Mundo....¿Se entiende amigo? jajajaja
    Te mando un abrazo Redondo y de Ricota
    Gracias por tu comentario y la aceptación de mi chascarrillo futbolero

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