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jueves, 5 de septiembre de 2019

Ochenta y tres


Una de las cosas que un ser humano nunca quiere vivir, es el forzado exilio. Los Castro, descendientes de españoles y originarios, sanjuaninos ellos, se tuvieron que ir del país en épocas de dictadura. La desaparición de un familiar directo, allá por 1977, hizo que la familia tome la difícil decisión de exiliarse en España, más precisamente en la Provincia de Orense, en un pueblo llamado: Villamartín de Valdeorras. Con el paso del tiempo, la familia Castro fue perdiendo algunas costumbres sanjuaninas. El yerbeado con semitas de la tarde, la punta de espalda a la parrilla, el viento Zonda, los partidos de liga, cada una de estas cosas fueron desapareciendo con el tiempo y con la llegada de los nietos y bisnietos españoles; también se fue perdiendo el amor por el Quinto Cuartel y por su club: el Sportivo Federico Picón, del cual Don Julio Omar Castro y sus hijos Juan José y Pedro Omar, sus nueras Emilce Gómez y Noemí Sánchez y uno de sus nietos, Juan Manuel Castro Gómez, el único nacido en San Juan, eran fervientes hinchas.
Solo una vez, en cuarenta y dos años, pudieron visitar la provincia que los vio nacer, donde no habían quedado familiares directos. Ese fue el principal motivo por el cual no volvieron con más asiduidad a su tierra natal y el fundamento para que echen raíces en Galicia, se hagan hinchas del La Coruña y muchos de ellos olviden al heredado “piconino”.
Pero la línea de Don Julio – Juan José – Emilce – Juan Manuel intentaron mantener vivos el amor y la lealtad por los colores. Averiguando resultados, festejando triunfos, intentando conseguir medios periodísticos que transmitan los partidos de la Segunda División, lugar donde pasó la mayor parte de su vida Picón y los dos años que logró estar en Primera División.
Don Julio no andaba muy bien de salud y a los 82 años, con una diabetes controlada, con serios problemas renales, hacía una vida sedentaria que, aún, empeoraba su situación. Fue el único que jamás se adaptó al bello pueblo gallego, el único de los Castro que siguió extrañando al cerro, al canal, los viñedos, los olivares, a las calles de tierra y sobre todo al calor veraniego sanjuanino. El desarraigo no cayó bien en su vida, sus nietos más chicos y sus bisnietos, cansados de sus repeticiones, ya no escucharon sus historias pocitanas. Ellos, que vivían en La Coruña hablaban de los cracks futboleros de Europa, de la Champions y de la Eurocopa. No les interesaban las historias del Zapallo Vargas, el Loco González o del Triste Jofré. No creían en la leyenda del rugido del Cerro, ni de la hazaña del Cabot. Don Julio se sentía solo y eso a sus hijos los preocupaba.
Pasaba sus días en un sillón mecedor, escuchando tonadas, valsecitos, cuecas y algún gato o vidalita. Leyendo a Don Buenaventura Luna y siempre pendiente del fútbol sanjuanino. Sus navidades, sus años nuevos jamás habían sido iguales desde que había enviudado y los esfuerzos denodados de sus descendientes, argentinos y españoles, no tenían respuesta. En todo el año, solo esperaba un día: el 5 de septiembre. Ese día por la noche, toda la familia, amigos y vecinos, se reunían en la casa de la familia Castro, en Villamartín, para esperar las doce, algo similar a lo que acontecía en las fiestas navideñas. Año tras año, decenas de personas se juntaban alrededor de Don Julio, que se vestía para la ocasión con una vieja casaca azul y oro, traían algo para una cena íntegramente dedicada al viejo pocitano y esperaban que las agujas se juntaran, momento en el cual por los parlantes, a todo volumen, la voz del relator daba rienda suelta al grito de gol del Vecino Díaz en el Barrio Cabot, que le daba el primer ascenso en la historia de su querido Picón.
Porque el destino quiso que Don Julio Omar Castro, naciera un 6 de septiembre de 1936, en el llamado Barrio del Quinto Cuartel – Pocito –Provincia de San Juan – República Argentina, justo el día que un grupo de quintinos, fundaba el Club Sportivo Federico Picón, el “Cacique del Quinto”.
Este año, como todos los años, levantarán la copa brindarán por los 83 años del Federico, los 83 años de Don Julio y gritarán al unísono: ¡Picón Carajo…!



Eduardo J. Quintana
Twitter: @ejquintana010
Facebook e Instagram: eduardo.quintana961

1 comentario:

  1. Espectacular, siempre firme con tu querido Picón Eduardo.
    Jorge de Azul

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