Inimaginable año 2020. Se supera día a día. Será negativamente inolvidable. Seguramente el peor del siglo.
Sabíamos que estaba mal y que
empeoraba con el paso del tiempo. Pero lo creíamos inmortal y un día llegó el final
de su paso físico por la tierra. El físico nomás, el otro será eterno.
Tuve la suerte de disfrutarlo en
su esplendor como jugador y en mi esplendor como hincha. Tuve la fortuna de
coincidir en la misma vereda de la vida.
Vivió como quiso vivir, haciendo
lo que más le gustaba: provocar.
Provocaba a la pelota y al adversario,
provocaba al poder y al rico poderoso, provocaba a la vida. Eso lo hizo el más
grande de todos los tiempos.
Lo vivaron todos los hinchas del mundo
y eso lo hizo amado por muchos y odiado por pocos. Quizá esos que hoy no
sientan nada. Los vacíos de emociones.
Sostengo que soy un afortunado
por escribir y que mínimamente, en los libros, en los cuentos, quedan
reflejados mis sentimientos. Y ahí están, un puñado de obras que, alguna vez,
les leerán a mis nietos o bisnietos, contándoles que, alguna vez, en la
historia hubo un tipo que, con su irreverencia ante el dominio de la pelota,
hizo feliz a un pueblo y “regó de gloria este suelo”.
El D10S del fútbol se fue por un rato a jugar con los grandes de la historia, pero les juro que voy a esperar los tres días, se los juro…
EJQ
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