Miralo
al “Tata”. Un crack el jovato. Se levanta temprano, toma unos mates, hace las
compras y ayuda en la limpieza. Después, a la hora del almuerzo, pone la mesa y
al finalizar lava los platos. Es un fenómeno. Lo admiran sus hijos, sus nietos
y sus bisnietos; su familia, sus amigos y los vecinos.
El
“Tata” dejará un legado hermoso, una familia grande, leal y con convicciones. Dedicó
durante toda su vida, horas de trabajo a su oficio, a su casa y a su enseñanza
diaria. Con su jubilación digna y buen pasar de salud, podía darles todos los
gustos a los más niños. El fútbol formaba parte su vida y la mayor herencia que
le transmitiría a los suyos, que fieles al viejo, mantendrían el amor a la
divisa que los vio nacer.
La
siesta y el mate de la tarde eran sagrados. El ritual que, solo se modificaba
por razones climáticas, se mudaba en caso de lluvia a la galería lateral, que
se erigía a lo largo de la casa. Allí pasaba largas horas escuchando la radio,
compañera inseparable del querido “Tata” o dando cátedra de vida a su familia y
a sus amigos. La otra cosa que podía modificar el ritual, era el fútbol; cuando
tomaba su boina y caminaba las cinco cuadras que lo separaban del estadio, para
ubicarse en el mismo lugar de siempre, formando parte de la fisonomía del club.
Era
un ejemplo de fidelidad y amor, desde aquel mismo momento en que su tío Julio,
lo llevó a la cancha. Épocas de alambrado y fútbol irregular, de solo Juventud
Unida, sin el Universitario que apareció muchos años después. Era historia
viviente y pura, esa que no aparece en los libros y que se vuelven mito, una
vez que el hincha pasa a la eternidad. Por eso eran vitales sus relatos, para
que sigan vivos a través de la herencia familiar.
A
veces era parte del paisaje del hogar y su ausencia de extrañar. Por eso el
vecindario lo quería, porque siempre respondía al saludo con el característico
gesto de sacarse la boina y moverla con estilo en el aire. Porque siempre estaba
ahí, con su pava, su mate y la mecedora. Siempre estaba ahí, siempre; exhibiendo
su casaca auriazul y sus cien años de Juventud…
Cuento inédito
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