La belleza
enmarcada en mi mente, se refleja esperadamente cada vez que te tengo enfrente.
La suavidad de
tu pelo, el marrón de tus ojos, las armoniosas formas de tu cuerpo, casi
perfecto; realzan mi deseo de vivir a tu lado, de desearte, de gozarte, de
sentirme envidiado.
Cada hora que
pasa, cada día que transcurre, me siento más feliz de tenerte, de mirarte, de
mimarte.
El verdadero
orgullo de caminar a tu lado, de tomar tu mano y de volver a sentirte mía.
Cada hora que
pasa, cada día que transcurre, te siento más mía.
Cada hora, cada
día te veo más hermosa y te amo.
Cada hora, cada
día.
Eduardo J. Quintana
del Libro "Formato de mujer"
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